Rip, supongo que la recuerdo como un barco, ya que yo era pequeño y las motos eran muy grandes. Cuando las sacaban con carenado, se estilaban muy grandes y anchos, y, en esa CX se veía una moto metida en una zodiac
La moto de esa época que más me gustaba, en su conjunto, carenado, motor, sonido y belleza era la BMW R100RS, concrétamente en granate-negro, con sus maletas... preciosa. Recuerdo un viaje Mataró-Andorra, llevándola mi tío, comodísima, teniendo en cuenta la moto que llevaba mi padre por aquel entonces, una Laverda 500, menudo hierraco...
Todavía me río al recordar la anécdota de ese viaje. Cuando se iba a Andorra en esa época era exclusivamente para comprar quesos, tabaco, Whiskey, perfumes, electrónica y relojes japoneses y por supuesto, monos, cascos, guantes y botas. Más o menos como ahora vamos. Naturalmente se compró de todo un poco, pero mi tío compró una muñeca para mi prima, de esas que al tocarles la barriga o movías un brazo de la muñeca, ésta se ponía a hablar. Total que en el viaje de vuelta, en la frontera nos paran a todo el grupo para preguntarnos si teníamos algo que declarar, a lo que todos al unísono contestaron que NO.
En la aduana solían haber G.C. moteros, con los que normalmente había más buen rollo y, en esa ocasión nos tocaron un par de esos moteros, que aparte de hacer su trabajo, admiraban las motos (íbamos unas 10-12 motos), se deleitaban con ellas, y hacían toda clase de preguntas de sus prestaciones etc con lo que procedieron a hacer el registro rutinario de bolsas sobredepósito , maletas etc, pero en un tono muy cordial.
Hasta que uno de ellos empezó con la R100RS (la segunda moto en "revisar") y sus maletas, a la que abrió una de las maletas, sin abrir las bolsas de su interior, empezó a palparlas para ver que notaba (botellas de whiskey etc) tocó el paquete donde se hallaba la muñeca, lo notó raro y a la vez que ponía cara de "esto que coño es?" apretó más fuerte el paquete y la muñeca empezó a hablar, diciendo "quiero irme a caaasa....." Las carcajadas y risotadas de absolutamente todo el grupo allí presente y de los coches y GC de ambos lados fue unánime. Sacó el paquete de la muñeca, lo volvió a apretar para hacerla hablar de nuevo, en la bolsa de la muñeca también habían unos quesos, cuando el guardia, en una mano los quesos y en la otra la muñeca y la volvió a hacer hablar, ésta dijo "quiero irme a caasa, tengo hambre"... todos nos partimos la caja y los guardias nos dijeron "anda va... ya pueden seguir"... tengan un buen viaje de vuelta.
La anécdota ha sido muchas veces recordada en muchas salidas posteriores durante años, y de hecho, aún se comenta cuando coincidimos algunos del grupo de aquel viaje.